Tarde de descanso (libre)

Justo en la fachada de uno de los templos más majestuosos de toda Grecia se encontraba cierto griego admirando la ciudad, lo pequeño que podía parecer todo desde la perspectiva de los dioses. Era ya tarde, el calor había desaparecido dejando un delicioso clima fresco y el viento soplaba fuertemente. Días como éstos eran los que aprovechaba para descansar al aire libre.

Se sentó en el escalón más alto y no tardó en ser acompañado por algunos de los gatos que pasaban su tiempo viviendo en los antiguos templos. Apoyó sus brazos en sus rodillas y ocultó el rostro en ellos, disfrutando del silencio de la noche. Los gatos se rozaban contra su cuerpo, deleitados por su presencia. Había pasado todo el día entre reuniones y juntas que le habían quitado el sueño de días, y sólo quería relajarse el resto de la noche.

Como parte de su tour mundial, partio de Moscu al primer sitio que vio en el mapa, esa vez habia sido el pais del cual habia leido tanto en la historia antigua: Grecia.

Estaba curioso por todo lo que ahi podria ver y eso hizo que sus ansias por ir aumentaran al punto de escaparse como siempre lo hacia, esta vez a un lugar tan lejano.

Una vez llego a Atenas, se perdio como siempre le pasaba pero esta vez, para marcar una diferencia, podia ver cosas interesantes aun y cuando se habia perdido, ademas de que en ese pais habian muchos gatos.

- Wah!... Muchas cosas, muchas cosas! -exclamaba caminando por aquella ciudad, recorriendo todo templo y cosa historica que podia ver en un su mapita.

Yendo de templo en templo termino viendo a un hombre rodado de gatitos, queria tomar uno pero rehuso de la idea al ver que todo estaban con el castaño. En cambio se sento a su lado, acariciando a un gatito que le estaba observando.

Estaba tan absorto en el azul que se formaba antes de oscurecer que no reparó en la presencia del extranjero hasta que estuvo a su lado. Errores como esos pueden costarle una mala pasada. Los gatos parecían estar cómodos con su presencia así que no debía ser alguien peligroso.

Se relajó, apoyando su mentón en la palma de su mano, mirando con detenimiento al turista. Ahora varios de sus gatos estaban rodeándolo curiosos, olfateando y maullando en señal de aceptación.

-Kalispera... puedo saber tu nombre? -su expresión se mantuvo serena en todo momento, sin dejar de estar atento a los detalles.

Tomo un gatito y jugo un poco con el muy animado, feliz de que los gatitos se le acercaron. No esperaba que se le acercaran pero cuando uno le puso una pata sobre su pierna no pudo evitar tomarlo con cuidado y acercarselo a la cara.

- Pero que lindo este gatito! -exclamo viendolo cerca de su rostro, distrayendose despues con las palabras del griego -. Eh?.. Yo soy Dietrich Bielschmidt!... -le sonrio -. y tu?

Acaricio a los demas gatitos, los amaba tanto como a los pollos, queria secuestrarselos a todos, pero no podia llevarlos a la casa de su tio en Alemania, sus perros acabarian con ellos.

El lugar se iba llenando de gatos conforme caía la tarde, todos cerca de las ruinas y de ambos. Heracles tomó a uno y lo colocó sobre su regazo, jugando con él.

-Heracles Karpusi, He'ro poli'... -sonrió cortés y muy tranquilo- a qué se debe tu visita? si no es inconveniente preguntar, claro... -se acomodó mejor en su lugar para escucharle sin parecer grosero.

Veia a todos los gatitos encanta, los gatos, perros, pollos y lagartos le encantaban y mas si estaba rodeado de ellos, por cientos de ellos.

- Solo estoy de paseo -respondio con una sonrisa poniendose un gatito en la cabeza y acariciando otro que estaba en su regazo -. ¿De donde salen tantos gatos, Heracles? -le llamo por el nombre, nunca le tenia respeto a nadie, solo esperaba a que no se molestara, no hacia las cosas con mala intencion despues de todo.