Otro día más... otro día más donde no había nada que hacer... y tampoco había nada que almorzar. Era uno de esos días de fastidio donde por más que busques algo jamás tienes mucho para divertirte...
-Vámos...- Dió orden a su dragón para que lo siguiera y lo ayudara a cazar, a veces él era su única ayuda.
Caminó, rebosante de fastidio hasta el bosque internándose en él. A lo lejos, Divisó una presa, éra un ciervo, que estaba pastando despreocupado en la pradera; Cymru y Killian se escondieron detrás de un matorral para recargar la pistola. Cuándo estába a punto de disparar, la voz de un chico se oyó, y por lo tanto el ciervo escapó...
-Demonios...- Maldijo Killian unas cuantas veces al ver que de nuevo éra interrumpido por alguién que al parecer necesitaba ayuda. Caminó buscando a la persona que emitió ese sonido, un poco molesto por todo el bosque.
-Identifícate- gritó al ver que no encontraba al susodicho personaje que había interrumpido su caza.